Caminando Entre Las Tumbas
Matt y los demás se van al lugar de encuentro para cumplir con los secuestradores. Después de entregar el dinero, Lucía es devuelta. Albert se da cuenta de que la mayoría falso y le grita a Ray. Matt luego dispara Ray, pero Ray es salvado por su chaleco antibalas. Peter es asesinado por Ray Matt es capaz de disparar a Ray en su costado, hiriéndolo, sin embargo, este y Albert escapan en su camioneta.
Caminando entre las tumbas
Actor dramático de quilates, su carrera interpretativa ha dado un vuelco importante en los últimos años. Ha sufrido una metamorfosis. Su reciclaje como intérprete y ese proceso de mejora continúa en el tiempo, le ha llevado a abandonar parcialmente el mundo del drama y la comedia para sumergirse en el thriller y la acción pura y dura, dejando de lado el llanto y potenciando la galleta como vehículo principal de su nuevo cine, ofreciendo a los espectadores interpretaciones más ligeras y directas, algo menos profundas pero igualmente reales y rotundas. Sigue siendo ese tipo cálido, comprometido y fiel; pero ahora será mejor que no le toques las pelotas. Neeson ha pasado de sufridor a destructor: mucho cuidado. Toca poner cara seria, coger la beretta y dejar a Dios de lado; es el turno de Caminando entre las tumbas. Viaje apabullante y sangrante. Vamos.
En conclusión, Scott Frank podría haber sacado más partido a su historia y a sus actores. Como hizo Sydney Pollack con el guión de Frank en 'La intérprete', donde había tensión, lo que le falta a 'Caminando entre las tumbas' en las casi dos horas que dura la película. Para los amantes de los thriller con mucha paciencia.
El primer afectado, a quien interpreta Dan Stevens,convence a Scudder para que trate de encontrar a los responsablesde la muerte de su esposa. Pronto se pondrá manos a la obrainvestigando cada detalle a la vieja usanza: nada de móviles,ordenadores o grandes socios. Solo él y un niño indigente a quienencuentra por casualidad en la biblioteca tendrán que arreglárselaspara encontrar algo de paz entre la barbarie.
Esa es la fórmula y esa la radiografía de Matt Scudder, su personaje en Caminando entre las tumbas, creado por el escritor Lawrence Block. Concebida desde el respeto al noir clásico, Scott Frank escribe y dirige una película que nos sabemos de punta a cabo, pero que marca distancias con la mediocridad gracias a una puesta en escena modélica y un protagonista que atrae las cámaras como si fuera un imán. Como en la reciente The Equalizer, con Denzel Washington, los agujeros de un guion se notan menos si cuentas con un actor capaz de dar credibilidad hasta a la escena más inane.
Con los límites entre el bien y el mal desdibujándose, Scudder tendrá que apresurarse para localizar a aquellos monstruosos asesinos por los bajos fondos de la ciudad de Nueva York antes de que consigan volver a matar.
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Esta novela, que a muchos os sonará por el reciente estreno de su versión cinematográfica, dirigida por Scott Frank y protagonizada por Liam Neeson, corresponde a una serie negra del estadounidense Lawrence Block. Sería la décima entrega de la saga llamada Scudder, pero no os preocupéis por seguir un orden. No es necesario. Además, aunque uno quisiera leer la saga desde el principio, algo que suelo intentar hacer siempre que puedo, cabezona que es una, le sería difícil ya que no todas las novelas de la serie han sido traducidas y publicadas en España.
Esta obra está llena de quizás y la línea entre el bien y el mal se difumina constantemente, pero no de una forma violenta. Se hace con franqueza haciendo que los posibles dilemas morales sobre cómo actuar adecuadamente en cada situación, no se planteen como tal. Simplemente sucede y el lector lo aborda con naturalidad.
En Caminando entre tumbas, el detective sí cumple con algunos de los requisitos típicos y clásicos de un buen personaje atormentado del género negro. Expolicía, excorrupto, exalcohólico, divorciado y saliendo con una prostituta a la que no se atreve a mostrar sus verdaderos sentimientos. La diferencia radica en que este personaje, a pesar de operar fuera de la ley, contempla ésta como parte de la salvación del problema de caos y desidia que engulle a los habitantes de la anárquica ciudad de los rascacielos.
Es una novela entretenida, vertiginosa en algunos puntos, bien estructurada, que os hará pasar un buen rato y donde podréis apagar vuestros teléfonos móviles para dejaros llevar por un mundo en el que saber el número de una cabina telefónica te podía convertir en el rey.
Suben y bajan calles, llegan a una glorieta en donde un grupo de extraviados italianos señalan todos a la vez un punto en un mapa: noi siamo qui. Rossana insiste en ir directamente a visitar a Morrison, Carlos quiere entrevistarse con Chopin. Tú en realidad habrías preferido conversar con Cortázar, sólo que él está en Montparnasse y por mayoría de votos tuviste que ceder. Era el último día en Europa. Te irías sin preguntarle al cronopio mayor por qué decidió morir en París.
Carlos y Rossana te han abandonado. Te entretuviste fotografiando y ahora buscas en tu memoria el camino de regreso, sacas el mapa pero es lo mismo que tratar de descifrar un electrocardiograma. Estás en medio de una calle y no recuerdas hacia dónde se localizaba la venturosa tumba del Door. Una anciana llega detrás tuyo, arrastra un carrito de mercado y te pregunta si estás perdida. Cómo sabe que no hablas francés, cómo sabe... 041b061a72